Símbolos
Escudo
El Escudo de la Ciudad de Vélez, es el Escudo de Armas que nos convence que el conquistador Don Martín Galeano de Olarte, si perteneció a la más rancia nobleza de aquellos tiempos.
Bandera
La bandera del municipio se distingue por tres colores:
EL AMARILLO: Significa la riqueza
EL BLANCO : Simboliza la Paz
Historia
Fecha de fundación: 14 de septiembre de 1539
Nombre del/los fundadores: Martín Galeano
HISTORIA DE LA CIUDAD DE VELEZ
Vélez fue la segunda ciudad fundada por la hueste española que incorporó el Nuevo Reino de Granada a la Corona de Castilla; hace parte de la primera ola fundacional de los conquistadores, constituyendo su fundación un acto político que significaba el designio “de ocupar la tierra y afirmar el derecho de los conquistadores”. El acto político de la fundación de Vélez hacía parte de la estrategia de afirmación del poderío y la legitimidad de la hueste de Gonzalo Jiménez de Quesada.
El nombre de Vélez fue elegido por Jiménez en consulta con los capitanes Gonzalo Suárez Rendón y Martín Galeano, comisionados para realizar la fundación mientras el emprendía viaje hacia la corte.
Los eventos de elección del sitio para la ciudad de Vélez y la formalización de la fundación fueron narrados por todos los cronistas: a mediados del mes de junio de 1.539 partió la hueste por la ruta de Tinjacá hasta llegar a “los términos de Uvaza, asiento conocido desde cuando entraron en la tierra los primeros Españoles, no lejos del furor impetuoso del río que llamamos de Suárez” donde hicieron el gesto fundador el 3 de julio. Siguiendo el procedimiento legal, don Martín Galeno escogió los soldados que constituyeron el primer cabildo.
La crónica registra también la mudanza del asiento de la ciudad a las tierras de los indios de Chipatá, “por ser más alta y de mejor Temple, más bañada de los vientos y más a la entrada de este Reino”. El 14 de septiembre de 1.539 se produjo la renovación del acto político en el nuevo sitio y se inició la traza de la ciudad y el reparto de los solares. Utilizando la energía de los indios Muiscas que habían llegado con la hueste, se fabricaron los ranchos de los vecinos y el levantamiento de la iglesia de paja se comisionó al cacique Saboya “que vino con buen número de gente y en breves días dio fin a la obra”.
La ciudad fundada permitía a sus vecinos los derechos del usufructo y apropiación de todos los recursos naturales. Este nuevo derecho de apropiación del Nuevo Mundo, apuntalado por la mentalidad expansionista del mercantilismo europeo, se expresa en las acciones emprendidas por el vecindario asentado en Vélez en 1.539.
La primera de ellas, por supuesto, fue la de someter a todos los indígenas de la sierra de Agatá, de los ríos Horta y Caráre, y de la provincia Guane. Ya antes de la fundación habían sometido a los muiscas del “Rincón de Vélez”, quienes emprendieron la construcción de la ciudad. La segunda acción emprendida se refiere al hallazgo de las fuentes del beneficio económico que incorporaron la energía étnica entregada gratuitamente y posibilitaron “la perpetuidad de la tierra”.
Repartidos los solares urbanos y las estancias de ganado mayor o pan – coger, en las cuales se producirían los bienes de subsistencia para los colonos, la producción de mercancías - dinero, el oro, era una de las empresas mas rentables en la economía mercantil del siglo XVI y el polo de crecimiento económico con mayor capacidad de arrastre sobre el conjunto de las actividades productivas. Este proyecto se complementaba con la apertura del camino que comunicaba a Vélez, a través de la región del Opón, con el río Magdalena y las costas de Santa Marta y Cartagena, facilitando el tráfico comercial que se proyectaba.
Las circunstancias, no facilitaron en nada los proyectos que permitirían validar la fundación de la ciudad. Por una parte, la resistencia de los indios agataes, del cacique muisca Saboya y de los guanes retardó la incorporación de las etnias a las nuevas empresas mercantiles y desvertebró el sistema prehispánico de transferencias del trabajo excedente. Por otra parte, la explotación del territorio de la vertiente del Magdalena no arrojó fruto alguno. Adicionalmente, el camino del Opón era tan dificultoso que no podía competir con el camino que conectaba a Honda con Santa Fé.
Así las cosas, la permanencia de la ciudad se vio seriamente comprometida cuando don Hernán Pérez de Quesada organizó en 1.540 su expedición a “El Dorado”, convocando soldados inconformes con lo que habían obtenido en el Nuevo Reino. En ese momento “muchos vecinos de la ciudad de Vélez se salieron de ella para irse a la dicha jornada y quedó la dicha ciudad con poca gente y en peligro de despoblar”. La situación era tan desesperada para la permanencia de la fundación que Martín Galeano se vio precisado a pedir ayuda al capitán Gonzalo Suárez Rendón, quien había tenido éxito en la fundación de Tunja, la tercera ciudad fundada en el Nuevo Reino. Suárez Rendón, fue a Vélez y el cabildo lo reconoció como justicia mayor de ella.
Pero la permanencia de la fundación provino súbitamente de la realización de los propósitos originales gracias a un cambio de las circunstancias adversas:
La primera modificación provino del descubrimiento de un nuevo camino entre el río Magdalena y la ciudad. El Capitán Luís Lanchero, comisionado por el Gobernador Alonso Luís de Lugo, trazó en 1.543 el camino del Caráre y el nuevo desembarcadero para la gente que ingresaba tierra adentro desde el río Magdalena, resolviendo el problema del “insufrible” camino del Opón que impedía “caminar por él sin notable daño a los caminantes”. La oportunidad fue aprovechada por el cabildo veleño, quien a través de un apoderado solicitó al Rey el privilegio de monopolio para ese nuevo desembarcadero, a través del cual debería entrar toda la tropa de Castilla al Nuevo Reino.
El desembarcadero del Caráre, cuyo hallazgo y rentas fue compartido por los vecindarios de Tunja y Vélez, aseguró la permanencia de la fundación de ambas ciudades. Beneficiándose de las rentas producidas por el almacenaje de las mercancías que hasta allí llegaban río arriba, los encomenderos Veléños pudieron también invertir la energía étnica encomendada en la actividad de la carga de mercancías ente Vélez y el desembarcadero.
Vélez pudo convertirse en un centro de acopio y mercantilización de las tropas de Castilla, manipulado por un grupo de comerciantes que establecieron compañías con los encomenderos. Desde allí se distribuía la ropa de Castilla a todo el Nuevo Reino y la ciudad pudo insertarse en el mercado interno de la economía colonial.
Galeano registro el impacto del desembarcadero del Caráre y de Vélez así:
“Por el desembarcadero y por estar allí la dicha ciudad de Vélez, este Reino ha sido favorecido y aumentado así de gente como de otras cosas necesarias para la sustentación del dicho Nuevo Reino. Las cuadrillas de carga al desembarcadero del Caráre produjeron las primeras ganancias a los encomenderos, no solo por los fletes que cobraban a los que entraban, sino por la comida que comenzaron a venderles (jamones de cerdo, carne ahumada, pan de maíz y miel”.
La intensidad del tráfico mercantil por el camino del Caráre aumentó cuando se encontraron las minas de Ibagué y Pamplona, ya que entonces no pasaron de entrar botijas de vino y ropa de castilla. El abasto y los fletes de este camino y del desembarcadero fueron la primera oportunidad para realizar el valor del trabajo étnico traspasado y convertido en mercancía por los encomenderos.
El cabildo de Vélez en 1.559 tomó las medidas necesarias para mejorar el camino que conducía al desembarcadero del Caráre, obligando a los encomenderos a enviar cuadrillas de indios para los reparos. A través de él ingresaban las ropas de Canarias y de Castilla, vinos, aceite y todas las mercancías básicas del consumo doméstico.
Las tiendas de los mercaderes Veléños incorporaron las mercancías “de la tierra” que se producían por los indios tributarios (mantas, alpargatas, harinas) y por el servicio domestico (quesos, jamones, pan de trigo etc) de los estancieros. El mercadeo del maíz, de la carne, de las frutas y las verduras tenía lugar semanalmente en la plaza pública, escenarios de los “regatones”, acaparadores y pequeños vendedores indígenas o mestizos. La comercialización de las bestias de arría y cabalgadura, así como de los negros esclavos, se producía eventualmente en los hogares y en las estancias. El movimiento de la propiedad inmobiliaria (casas, estancias, trapiches) y mueble (fondos de cobre, retablos, mesas etc.) puede registrarse documentalmente en los protocolos notariales.
Aunque en 1.565 la Corona recuperó las rentas producidas por el desembarcadero del Caráre, estableciendo allí arrendatarios de la real hacienda y alcaldes de puertos, mejorando de paso el registro de ingreso de todas las mercancías, los comerciantes Veléños ya tenían bien establecidas sus tiendas en la ciudad como para asumir la pérdida de unas rentas de propios. Para entonces ya estaba muy desarrollada la arriería en los caminos de la ciudad.
Para el año de1.560 la construcción física de la ciudad había mejorado con el establecimiento de tejares y la llegada de alarifes experimentados, del mismo modo que los peritos mineros estaban instalando acequias, canalones y molinos. Trigales, maizales, cañaduzales y ganaderías se veían por doquier en estancias y haciendas, y cuadrillas de negros se habían instalado en los trapiches y criaderos de mulas.
La segunda modificación circunstancial a favor de Vélez provino del hallazgo de minas de oro por el vecindario de la ciudad de Pamplona, los vecinos de Pamplona encontraron en 1.551 los depósitos auríferos de los ríos de oro, Suratá y Luata, Aunque los Pamploneses intentaron monopolizar el derecho a la explotación del río del oro fijando los límites de su ciudad en el río Chicamocha. Pese a que el oro de aluvión recogido en el río del Oro no alcanzaba a tener la calidad de “buen oro” su condición de mercancías – dinero polarizaba el espacio de todas las producciones, adjudicándole a la minería un papel determinante en la formación del espacio económico regional.
Antes de 1.570 se registra el mejoramiento arquitectónico de la ciudad: junto a las primeros bohíos de techo de paja ya existían en la plaza casa “de piedra, adobes y teja, con dos salones de la medida acostumbrada en esta ciudad”. La iglesia parroquial, originalmente fabricada de madera y paja, se comenzó a reconstruir en 1.557 por el albañil Diego de Morales “con cimientos de piedra y de adobe”, según una planta que medía 120 pies de largo por 40 de ancho.
El Convento dominico de San Luís fue establecido en 1.551 en un solar donado por el capitán Juan de Angulo. Aunque se suprimió 20 años después por el capítulo provincial de los dominicos, en atención a un canje con los franciscanos.
El crecimiento de la ciudad también desarrolló un gremio de oficiales artesanos, hábiles para el desarrollo de nuevas producciones requeridas en el nuevo Reino, Los maestros azucareros y confiteros.
La transición de la sociedad veleña a la nueva economía colonial, signada por el espíritu empresarial y la producción mercantilizada, se produjo en las dos primeras décadas siguientes a la fundación de la ciudad. Empresas agropecuarias, tiendas de mercaderías y talleres artesanales se establecieron para responder a la demanda mercantil de las minas y de los pasajeros, desarrollando un complejo sistema de intercambios propiciado por la producción de la mercancía-dinero en la jurisdicción de la ciudad.
Hacia 1.580 ya percibían los Veléños los signos de la crisis que sobrevendría sobre el Río del Oro y las minas de Pamplona. Las empresas productivas del espacio veleño se orientaron entonces hacia mercados de larga distancia y se especializaron en una doble vocación productiva que había percibido desde los primeros tiempos de la fundación. “Las mercancías agropecuarias y artesanales”. Sumado a las arriería en los circuitos mercantiles mas complejos del espacio colonial.
Esta especialización regional del trabajo se evidencia en las peculiares habilidades artesanales que identificaron las mercancías Veleñas en los mercados lejanos. La presencia de los “maestros azucareros y confiteros” en la haciendas Veleñas es clara en la década de los años setenta del siglo XVI. Gracias al arte de estos maestros del azúcar y la conserva, los campos de Vélez se llenaron de cañaduzales e ingenios, fuentes de una industria muy variada: balas de azúcar, botijas de miel de caña, conservas de guayaba, diacitrón, alfajor, naranja rallada y confitura. El torno a los ingenios se desarrolló el comercio de las pailas de cobre, los molinos de moler la caña y los cueros en que se empacaban sus productos. Otra artesanía singular que empleó toda la fuerza laboral del hogar campesino fue la del tejido de lienzos ordinarios y alpargates, es decir, la “ropa de la tierra”.
Así, las ventajas regionales se tornaron vocación, y las unidades productivas veleñas fueron reconocidas en los mercados por la naturaleza de sus productos, conservas, confites, azúcares, harinas, bizcocho, quesos, jamones, lienzos y alpargates, cabuyas y sillas de montar, mulas y caballos lustrosos. Los arrieros veleños recorrían largas distancias y se movieron con facilidad por los puertos del Magdalena desde Honda. La presión por tierras de cultivo continuó en ascenso durante todo el siglo XVII.
Para 1.620 el espacio económico de la ciudad de Vélez integraba una diversa gama de producciones y sistemas laborales en las unidades de producción agropecuaria (esclavos, aparceros, peones, agregados), un circuito de comercialización de mercancías de larga distancia.
sacado de velez-santander.gov.co
Geografía
El Municipio de VÉLEZ, dentro del Departamento de Santander y específicamente en la Provincia de Vélez, constituye subcentro Regional Administrativo, prestador de Servicios de Educación Superior, Salud, sector Judicial, centro de Comercialización y trasbordo de productos Agropecuarios; comparte funciones de subcentro con Barbosa y Puente Nacional.
La localización de Vélez en relación al Sistema Vial Nacional sirve como punto de conexión de las Provincias del Sur de Santander y parte de Boyacá con la Troncal del Magdalena Medio, a través de la Troncal Central Nacional y la Transversal del Carare, consolidando vorablemente al Municipio como subcentro Regional.
Límites del municipio:
Sur : Chipata. Norte ; Barbosa. Oriente: Guepsa. Occidente: Landazuri
Extensión total: 27 134 Km2
Extensión área urbana: 11 097 Km2
Extensión área rural: 16 037 Km2
Altitud (metros sobre el nivel del mar): 2.050 casco urbano
Temperatura media: 17ºC Centígrados
Distancia de referencia: 231 kilometros de Bucaramanga Capital del Departamento
Ecología
se conoce como la “Capital Folclórica de Colombia”. En este lugar se puede disfrutar de los bocadillos de guayaba y arequipe que producen sus fábricas, e innumerables sitios turísticos.¨ CATEDRAL NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES
¨ CUEVA DE LOS INDIOS¨
BOCADILLO VELEÑO
Éste manjar hecho de guayaba, arequipe y azúcar es originario de ésta tierra desde el siglo XVI, en la actualidad su producción se realiza en modernas fabricas de bocadillo, cuyo oficio ha sido heredado de padres a hijos, hoy, ésta población cuenta con mas 120 microempresas.
¨ FESTIVALES DE VÉLEZ El festival de la guabina y el tiple hoy se instaura como uno de los más importantes en el país. Dada su trayectoria en el folclor nacional, éste evento encierra costumbres propias de nuestros antepasados que se transmiten de generación en generación. ¨
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